Camino de Ayagaures. En el centro de la imagen vemos a Luis López, acompañado de dos compañeros de Bichillo Runner, Víctor y Gonzalo, durante un entrenamiento.
En el centro de la imagen vemos a Luis López, acompañado de dos compañeros de Bichillo Runner, Víctor y Gonzalo, durante un entrenamiento.
El ambiente va creciendo. Quedan menos de quince días para la celebración de la Transgrancanaria 2010 -el primer fin de semana de marzo-, y organización e integrantes de la carrera ultiman detalles. Debido a la climatología el recorrido será de una gran dureza, pero el ánimo de todos por encima de cualquier contratiempo.
Apuntarse a una carrera de ultramaratón como ésta tiene detrás historias de sacrificio personal y familiar admirables, así como relatos que estremecen, pero todos tienen el claro objetivo de llegar a la meta como reto personal, sea cual sea la distancia a recorrer.
Uno de esos ejemplos lo encontramos en Luis López. Este prejubilado de 57 años se inició en la montaña hace dos años gracias a su hijo, Aarón. «Yo era el que patrocinaba sus carreras, porque iba por las islas a distintas competiciones y le acompañaba. Para mí correr era de cobardes y no le veía ningún aliciente, pero en el año 2008 me apunté a la carrera solidaria de la mujer que organizan en Las Canteras. Acabé los seis kilómetros de la playa destrozado, pero fue el inicio. Al disponer de tiempo me puse en manos de una entrenadora personal por Internet. Ella me marca unas pautas y las he cumplido a rajatabla, porque creo que es importante ponerse en manos de profesionales. Y en poco tiempo los avances han sido increíbles. El año pasado hice 16 carreras, he hecho la Trans de 42 kilómetros, la Challenger desde Mogán de 75 kilómetros, y ahora tengo el reto, con el resto del equipo Bichillo Runner, de hacer la Sur-Norte de 92 kilómetros de la Transgrancanaria».
16 kilos menos. Luis habla con pasión de la montaña. Reconoce que ha sido un gran descubrimiento en su vida. Ha perdido 16 kilos y se encuentra muy bien físicamente, pero siempre le estará agradecido a su hijo, «porque he descubierto un mundo apasionante». El año pasado, antes de correr la Cruza Tenerife de 40 kilómetros tuve un presentimiento. Me costó dormir y soñé con alcanzar algún premio en la prueba para brindárselo a mi hijo. Acabé en el puesto 38 y primero de mi categoría. Entré llorando en meta», recuerda con emoción.
Su preparación es exhaustiva para la Trans. Sesiones de musculación, piscina y acumulación de kilómetros. Pero la cabeza es fundamental también en este tipo de competiciones.
Luis López destaca que «la gloria de llegar no tiene precio» y que «la Trans es una prueba increíble que hay que mimar, con una organización que se supera año a año».
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